miércoles, 13 de abril de 2011

Teatro en espacios alternativos elimina la distancia con el espectador

La propuesta espacial del teatro venezolano rompe los protocolos y se moviliza hacia contextos no tradicionales que permiten un encuentro cercano con el público

Indira Rojas


“El conserje se estrenará este sábado 6 de marzo, a las 7 pm, en la librería Kálathos”, se lee en la página web del Teatro de la Uva el 2 de marzo de 2010; y al caminar por el boulevard de Sabana Grande te tropiezas con una multitud articulada, que se está entrelazando codo a codo en torno a un performance de danza y dramatización, cortesía de PDVSA La Estancia. Lo primero que nota el espectador es que no se encuentra en una sala, ni dentro de una edificación llamada teatro, y aún así está presenciando una función teatral.


Algunos grupos de teatro venezolano están imitando a países como Argentina, Uruguay y España, que se han animado a desplazar las obras fuera de las tablas para llevarla a las calles, las plazas e incluso los restaurantes.


Este fenómeno vislumbra una nueva clase de espectáculos que incluyen los stand up comedy y la danza contemporánea, lo que sugiere una interrogante clave sobre qué es el teatro contemporáneo. Esta expresión artística está cambiando de forma, estructura, lugar y elementos. Existe una adaptación de su propia naturaleza y concepto a las nuevas maneras de hacer y ver las piezas teatrales. Que el espacio no esté condicionado para la puesta en escena no es una limitante para los actores, y muchas compañías de teatro adecuan los libretos y guiones dramatúrgicos para presentarlos en lugares desprovisto de palco, telón y tablas, donde concurren con frecuencia los caraqueños.

Los espacios alternativos

A finales del siglo XVIII abre sus puertas el primer Coliseo de la ciudad de Caracas, en vista de la necesidad de erigir una institución y un espacio para las representaciones dramáticas. Para mediados de 1800 aumentó la presencia de teatros en la capital venezolana, algunos con una duración fugaz, y también se registró durante esta época la participación de grupos y compañías teatrales extranjeras.


Antes de la instauración del teatro como un espacio acondicionado para la representación de piezas dramáticas, comedia y otras expresiones artísticas, fungían como lugares de encuentro para el disfrute de éstas las plazas, las casas y mansiones de familias de élite, los festivales y otros eventos públicos.


Actualmente se está desarrollando el fenómeno contrario. Aunque las salas tradicionales de los grandes teatros caraqueños aún llenan sus butacas, éstas no son el único lugar donde se puede ver una obra. Los ambientes alternativos donde se realizan las presentaciones son llamados espacios no convencionales, término muy utilizado por diferentes grupos actorales en el país y en el extranjero.


Juan Carlos De Petre, actor y literato que lleva la dirección del Teatro Altosf, explica que “espacios no convencionales son todos aquellos que inicialmente no fueron destinados al teatro”. Sin embargo, De Petre tiene como premisa que “cualquier sitio puede albergar un hecho teatral”, ya sea un galpón, una plaza, e incluso un barco o una iglesia.


El grupo Altosf, según su director, cree en el teatro de lo desconocido como propuesta creadora. “Se trata de una metodología concreta y precisa que conduce al encuentro con lenguajes expresivos inéditos, tanto individual como grupalmente”, explica De Petre, creador de este concepto, en el cual los actores tienen suficiente libertad como para ser también los autores de la obra durante su desarrollo.


Por su parte el Teatro de la Uva se propone la realización de cortoteatros, un formato breve de representación teatral, en espacios no comunes para el público.


Ambos grupos constituyen ejemplos clave de la construcción de un nuevo tipo de arte teatral en el país. El teatro alternativo no sólo se define de acuerdo a este cambio de locación, y los espectadores deben advertir este fenómeno. Marysol Gómez Cova, integrante del Teatro de la Uva, expresa: “Cuando una puesta en escena es diferente, cuando el teatro se hace en la calle, cuando hay un elemento novedoso o sorpresivo, cuando intervienen efectos multimedia, entre otros, pienso que todo esto, cada uno en su medida, se sale de ciertos convencionalismos y cae así en el deseo de buscar una manera diferente de hacer teatro”.


Sin embargo, el hecho de presentar obras en lugares no condicionados para ello representa también un cambio en los lenguajes expresivos propios de la dramaturgia, que desembocan en muchos de los aspectos que menciona Gómez. La puesta en escena debe ajustarse a la luz, las dimensiones del local y la cercanía con el público. Por ejemplo, Eduardo Castañeda, propietario del restaurante La Guayaba Verde y chef director del mencionado establecimiento, afirma que apuesta por un teatro de autor serio pero sencillo, de máximo cuatro actos.


La Guayaba Verde es un local de cocina venezolana que se ha caracterizado por servir como casa de diferentes expresiones artísticas de autores venezolanos. Según su dueño, esto es parte de la oferta del restaurante, basada en la experiencia integral del cliente.


Las salas “cuentan con los recursos técnicos necesarios para que un montaje pueda llevarse a cabo sin ningún tipo de contratiempos”, señala Gómez. Sin embargo, actualmente existe una proliferación del teatro en contextos alternativos; aunque éstos puedan resultar incómodos y todo un reto para la proyección de las voces o la iluminación de las escenas.

La razón económica

“La razón más elemental es porque cada vez existen menos espacios teatrales”, afirma De Petre al explicar el porqué de este fenómeno. Gómez le secunda en su opinión al expresar que existe “una necesidad desesperada por crear” y paralelamente hay una falta de espacios a su disposición.


Sin embargo, el caraqueño que desea ver una obra teatral un fin de semana puede escoger entre una lista sustancial de teatros que presentan semanalmente obras para públicos de diferentes edades, tanto de dramaturgos venezolanos como de extranjeros. Algunas de las instituciones culturales que destacan actualmente son el Teatro Trasnocho, las salas de la Casa Rómulo Gallegos, Celarg; el Teatro Teresa Carreño, Centro Cultural Corp Banca y algunos teatros recientes que, aunque poseen instalaciones para la presentación de obras tradicionales, se han creado con la idea de establecer una propuesta novedosa, calificativo que ellos utilizan para describir su concepto de teatro.


Ejemplos de esto son Teatro Bar y Teatrex. El primero sirve como espacio para diferentes medios artísticos, desde conciertos hasta stand up comedy. El segundo, manifiesta que es “una nueva manera de disfrutar el teatro”. “Le ofrecemos confort, seguridad y calidad”, se lee en su página web www.teatrex.com.ve


“La realidad cultural del país reduce la oferta del espectáculo teatral, porque hay de por medio un tema económico. Hay talento, ¿pero cómo se paga eso?, ¿cuánto cuesta eso?”, se cuestiona Castañeda, desde su visión de empresario. Pero su afirmación conduce a reflexionar en la repercusión que puede sentirse en el bolsillo del caraqueño. En Teatrex el costo de las funciones oscila entre los Bs.F.100 y los Bs.F.200. En el Teatro Trasnocho las obras para niños tienen un costo de Bs.F.80, y el valor de las piezas dramatúrgicas para el público joven y adulto es de Bs.F.100


Más cerca del espectador

Pensando en el público el teatro en espacios no convencionales no sólo resulta más amistoso con las finanzas de su audiencia. También busca crear una relación más cercana con ella. “Hay un deseo de acercarle el teatro a la gente, de ofrecérselo en otro tipo de espacios, en otro formato, para que así llame la atención y despierte el interés de las personas que quizás nunca habían sido asiduas”, explica Marysol Gómez.


Igualmente, existe la necesidad de “acercar más al público, rompiendo protocolos y costumbres que distancian y alejan del teatro”, expone el director del Teatro Altosf, para quien la representación tradicional es “una concepción teatral que ya hace tiempo se ha convertido en antigüedad, en pasado, en rémora de otras épocas”.


Para De Petre la esencia del teatro actual se basa en la creación de experiencias y no en la simple contemplación de la pieza que se desarrolla en el escenario. “El teatro, antes que nada, es ese fenómeno humano que vincula al espectador con los actuantes”, declara.


La obra es trasladada fuera de su zona de confort, las salas, y es llevada a lugares donde tiene un contacto directo con el espectador: mientras come un postre en La Guayaba Verde, se toma unas cervezas con sus amigos en el Teatro Bar, o mientras recorre los títulos que están en las estanterías de la librería Kálathos o Las Musas, en las cuales el Teatro de la Uva ha interpretado algunas piezas.


Cultura en Caracas

Actualmente este grupo teatral no está trabajando con mucha regularidad porque algunos de sus miembros se encuentran en el extranjero. Marysol Gómez se dedica a estudiar teatro en París, y desde allí dirige y coordina las actividades en conjunto con sus compañeros en Venezuela. Alega que su estadía en el país europeo le ha permitido visualizar el estancamiento cultural que vive el venezolano. “Vivo en una ciudad que está activa culturalmente todos los días de la semana a cualquier hora. A Venezuela le hace falta algo de esto, nuevas opciones, nuevos retos, arte novedoso”, comenta.


En las giras realizadas por el Teatro Altosf en América y Europa han encontrado muchos casos de teatro en espacios alternativos. “En Argentina por ejemplo, y específicamente en Buenos Aires, se hace teatro en garajes, en lo que eran usinas eléctricas, en pasillos, en casas antiguas”, señala De Petre. El dramaturgo expone estadísticas reveladoras sobre el desarrollo de esta forma de teatro en dicho país: “En la cartelera se ofertan hasta 250 obras teatrales en un día y tal vez sólo el 20% correspondan a salas propiamente de teatro”.


El teatro en espacios alternativos es para Gómez un paso hacia la cristalización de ese “arte novedoso”. “El boom teatral que se ha despertado en los últimos meses espero que tenga una evolución importante y trascendental, y no que se quede, como siempre, atrapado en la historia”, agregó.


Con esta visión de hacer y disfrutar el teatro, los grupos actorales buscan renovar el panorama cultural en el país, y con ello acercar al caraqueño a experimentarlo. De Petre opina que: “El teatro atraviesa una época signada por el espectáculo. En esta cultura del impacto y la sofisticación tecnológica, está olvidándose la esencia de este arte: seres humanos revelando a otros seres humanos misterios de la existencia para ayudarnos a dar un paso en la ascensión del ser”.

Las piezas teatrales representadas en espacios no diseñados para su puesta en escena son la manifestación de una nueva manera de presenciar el arte dramatúrgico, que se hace público y sencillo. Marysol Gómez afirma: “Si bien ya todo está dicho en este mundo, lo que cambia es la manera de decirlo”.

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